Inundaciones y restauración fluvial

Limpieza de cañas en el río Segura

Limpieza de cañas en el río Segura (2017). Fuente: Javier Carrión, La Verdad

Introducción

¿Podemos dominar a las inundaciones y evitar que sucedan? Esta es una pregunta que merece un gran respeto hacia la naturaleza y una actitud de humildad por nuestra parte.

Hace algo más de una década se llevó a cabo una revisión a nivel mundial en materia de inundaciones y llevó a la Unión Europea a promulgar una serie de textos legales que abordan el tema de las inundaciones y de la restauración fluvial teniendo en cuenta el comportamiento real de cada río (Directiva Marco del Agua y Directiva de Inundaciones).

Con la experiencia documentada de décadas de inundaciones la Unión Europea establece que no es posible reducir a cero las zonas inundables, por muchas actuaciones estructurales que se lleven a cabo. Entonces en lugar de luchar contra las inundaciones de manera que se reduzcan considerablemente las superficies inundables, se propone un nuevo planteamiento en la gestión de las inundaciones. Con esta nueva filosofía, disminuir los riesgos de inundación no es sinónimo de disminuir la superficie de las zonas inundables, es decir, de lo que se trata es de que los daños que se producen por las inundaciones sean menores.

Una forma de reducir los daños que provocan las inundaciones es disminuyendo la velocidad y la energía específica de la avenida, de manera que esta pasa a ser “más suave” en términos hidráulicos, y en este caso se consigue que predominen los procesos de sedimentación frente a los procesos de erosión. Y esto ocurre, por ejemplo, cuando se permite a los ríos que se desborden a través de sus llanuras de inundación.

Por esta razón una restauración fluvial adecuada puede contribuir a una mejor gestión de los problemas de las inundaciones.

En este post describiremos algunas razones por las que las inundaciones en España causan daños cuantiosos, el papel que juegan las llanuras de inundación en los ríos, un ejemplo de restauración fluvial integral a escala de cuenca hidrográfica, una llamada de atención para no abusar del cambio climático como causante de inundaciones y la importancia de realizar un mantenimiento y una conservación de los cauces de manera continuada.

Los problemas de inundaciones en España

Las inundaciones en España continúan teniendo un coste que se eleva a cientos de millones de euros anualmente, además de víctimas mortales, que afortunadamente cada vez parece que son menos.

Durante décadas en los ríos españoles se han realizado actuaciones con la finalidad de mejorar su capacidad hidráulica (grandes obras de encauzamiento, dragados de río,…) y efectivamente estas obras pueden haber mejorado las condiciones de inundabilidad en un tramo durante un cierto periodo de tiempo, pero en ocasiones se ha trasladado el problema aguas abajo, al producir un incremento significativo de caudales y problemas de inundación en zonas que anteriormente no presentaban problemas.

Otro problema que ha tenido lugar en los últimos años en España es el debido a una ordenación del territorio desacertada que ha permitido la invasión del territorio fluvial y que ha tenido como consecuencia la pérdida del espacio fluvial. Y esta es una de las causas por las que en la actualidad se producen cada vez más inundaciones fluviales en zonas urbanizadas. La Directiva de Inundaciones asume que la pérdida del espacio fluvial incrementa los riesgos de inundación y que la recuperación de ese espacio fluvial o de esas llanuras de inundación debe ser un argumento de elevado peso específico en la nueva política de actuación en materia de inundaciones.

Las soluciones a estos problemas pasan por recuperar el equilibrio natural del río allí donde sea compatible con los usos actuales y por realizar una ordenación del territorio adecuada. De hecho, la idea de recuperar el espacio fluvial compuesto por el cauce, las riberas y la llanura de inundación del río ya se estableció de forma consensuada en la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos

Las llanuras de inundación están para inundarse

Pero ¿Cómo se comporta un río de forma natural? Pues bien, de forma genérica en los ríos se distinguen los tramos alto, medio y bajo. En los tramos medio y bajo, que tienen menos pendiente, se forman los meandros y tienen lugar las llanuras de inundación, y hacia el final del tramo bajo se forman los estuarios o desembocaduras.

En España muchas de las zonas donde se producen graves daños por efecto de las inundaciones se corresponden con lugares donde se ha invadido la llanura de inundación de los cauces.

La Directiva de Inundaciones que es un texto con un alcance legal grande reconoce la importancia y la utilidad de las llanuras de inundación como lugares que los ríos ocupan al desbordarse o espacios laterales de los ríos que se pueden inundar. Estos espacios son fundamentales para moderar la inundación en el sentido de que almacenan el agua y la ceden posteriormente a un ritmo más lento y esto atenúa la inundación aguas abajo, es lo que se conoce con el nombre de laminación.

Por lo tanto, en la actualidad hay toda una tarea pendiente de recuperación de la conectividad lateral entre los cauces y sus llanuras de inundación, allí donde sea posible (donde no exista afección a zonas pobladas,…) Entonces conservar las llanuras de inundación implica no construir motas o diques longitudinales muy cerca del río o del cauce permanente, o en caso de que existan, plantear una reubicación o retranqueo de las mismas.

Siempre que sea posible se tenderá a recuperar zonas de amortiguación o zonas de sacrificio, generalmente mediante acuerdos con los propietarios de las tierras colindantes con los ríos, que se inundarán en momentos de crecidas, contribuyendo a reducir la inundación, o disminuir sus efectos en otras zonas donde los riegos y daños económicos podrían ser mucho mayores. Estas zonas de amortiguación constituyen una medida recomendada por las directrices europeas.

Restauración fluvial para mitigar los efectos de las inundaciones en el río Órbigo

La Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) abordó en el año 2011 y tras tres años de elaboración del proyecto, en el marco de la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos, una serie de actuaciones para la laminación de avenidas y aumento de la conectividad lateral en el río Órbigo (León) que es un río que presentaba problemas de inundación dentro de la cuenca del Duero, ya que existen abundantes poblaciones ribereñas cerca del cauce.

Las actuaciones en el río Órbigo conllevaron un nuevo enfoque de la protección o de la defensa frente a las inundaciones, teniendo en consideración el fenómeno de la laminación de las avenidas con el aumento de la conectividad lateral entre el río y sus llanuras de inundación.

La forma tradicional de defenderse de las inundaciones en el río Órbigo, por parte de las poblaciones ribereñas, era de una manera desorganizada, construyendo motas de forma aislada en los puntos donde observaban desbordamientos, con defensas de escollera por encima de los niveles del terreno existente,… pero a pesar de los trabajos de canalización o encauzamiento llevados a cabo durante décadas en el río Órbigo, la falta de una planificación hidráulica a escala de cuenca, trasladaba el problema de las inundaciones de un punto a otro, generando situaciones de riesgo no asumibles entre las poblaciones de las riberas. Esta situación siempre daba lugar a la demanda de nuevas infraestructuras (nuevos encauzamientos,…) para defender a la población en los puntos de desbordamiento, infraestructuras que cada vez eran menos viables desde el punto de vista económico y que tampoco eran la mejor alternativa desde el punto de vista técnico.

De hecho, la Directiva Marco del Agua incide mucho en que en todos los temas que tengan que ver con el agua se deben analizar los costes. Y hemos de pensar en que los ríos canalizados no funcionan bien desde un punto de vista hidrogeomorfológico. El caudal sólido y sus variaciones siempre están en lucha con esa morfología naturalmente extraña, lo cual supone actuaciones continuas de mantenimiento y conservación (retirada de sedimentos,…) que suponen un coste importante.

Localización del río Órbigo en la cuenca del Duero

Localización del río Órbigo en la Demarcación Hidrográfica del Duero

El proyecto se planteó a escala de cuenca y abordaba la continuidad lateral del río Órbigo para recuperar las llanuras de inundación, mejorando el comportamiento hidráulico y ecológico en situación de avenidas. Se emplearon ortofotos históricas y se realizaron estudios hidrológicos con periodo de retorno 500 años para recuperar las llanuras de inundación y para emplazar las motas en los lugares adecuados y con la altura correcta para proteger a las poblaciones ribereñas.

Se distinguieron tramos donde la inundación no era compatible con los usos actuales y tramos donde la inundación sí que era compatible con esos usos. Si la inundación era compatible con los usos se efectuaba una retirada completa de la mota permitiendo que todo se transforme en llanura de inundación (choperas,…) y si la inundación no era compatible con los usos, por ejemplo, porque ha habido una ocupación de la llanura de inundación (viviendas,…) se llevaba a cabo un retranqueo de la mota, alejándola lo máximo posible del cauce permanente.

La participación de las personas que iban a sufrir las consecuencias de las actuaciones fue fundamental. Meses antes del comienzo de las actuaciones se realizaron labores informativas por parte de los técnicos de la CHD a las poblaciones ribereñas. Se necesitaron numerosas sesiones hasta responder a todas las dudas y consultas que surgieron en el proceso de participación pública y en especial aquellas relacionadas con la seguridad de la población.

Al tratarse de actuaciones diferentes a las que se habían llevado a cabo hasta la fecha, es decir, no se trataba de actuaciones estructurales dentro de la margen del río o dentro del dominio público hidráulico, en algunas poblaciones se pensaba que se iba a meter el río en el pueblo, sin embargo, a posteriori se constató que el nivel de protección era mayor. Se fue explicando el proyecto con conceptos sencillos (al dejar que el agua se expanda los niveles son menores y las velocidades también,…) que se fueron asimilando, de manera que las poblaciones ribereñas afectadas entendieron las actuaciones y acabaron apoyando el proyecto.

Cambio climático e inundaciones

El cambio climático es un hecho pero no es el único culpable de la gravedad de las inundaciones. No se debe abusar de su utilización para explicar un fenómeno extremo, ya que el cambio climático en sí mismo no aporta responsables jurídicos. De este modo, los gobiernos, las administraciones y las empresas pueden encontrar en él un magnífico aliado que les libera de dar explicaciones y de asumir responsabilidades. “La culpa la tiene el cambio climático”, “la culpa la tiene el agua, ya que ha sido una tormenta sin precedentes,…” Y si nos conformamos con esas explicaciones, estamos dejando de poner el punto de mira en una gestión inadecuada de las inundaciones, en donde sí que existen responsables y culpables concretos.

Actuaciones de mantenimiento y conservación

Las limpiezas de los cauces no se deben plantear como actuaciones puntuales o extraordinarias, sino que deben formar parte de un programa de mantenimiento y conservación y de restauración fluvial preventiva, a escala de cuenca hidrográfica, todo ello enfocado a una gestión adecuada de las inundaciones.

El mantenimiento y la conservación deben ser llevados a cabo por personal especializado, con supervisión sobre el terreno y con la maquinaria adecuada para el tramo de río correspondiente, de manera que se lleven a cabo de forma correcta los desbroces y la eliminación de la vegetación, sin deteriorar la calidad del ecosistema fluvial.

Bibliografía

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