SEQUÍAS EN LA ESPAÑA PENINSULAR Y MEDIDAS DE PREVENCIÓN PARA ATENUAR SUS EFECTOS

1. INTRODUCCIÓN

El registro oficial de las series meteorológicas en España comenzó alrededor de 1850. Desde entonces, España ha sufrido sequías importantes que han afectado a gran parte de la península, las más recientes en los periodos 1941-1945, 1979-1983, 1990-1995 y 2005-2008, con duraciones que oscilan entre los 4 y los 6 años.

Embalse del Moro

Figura 1. Embalse del Moro. Vista del vaso desde la coronación de la presa.

En los últimos treinta años se han presentado sequías intensas y persistentes. Las sequías de la década de los 80 han sido de larga duración y baja intensidad. La sequía de la primera mitad de los 90 afectó a la mayor parte de las cuencas peninsulares, con valores de lluvia reducidos, especialmente en los años hidrológicos 1993/94 y 1994/95. Y en la primera década del tercer milenio, se ha producido en España una sequía con un déficit de precipitaciones especialmente intenso durante el año 2004/05.

Alicante ha registrado este año 2014 el dato más bajo de precipitación de la red de estaciones de la España peninsular, acumulando una cantidad de lluvia de 70 mm en los últimos 365 días (desde agosto de 2013). Se trata de la peor sequía en 150 años, que está arruinando el secano y obligando a arrancar árboles.

Hasta la fecha, el récord lo tenía Murcia que en 1945 registró un valor de precipitación anual de 89 mm.

Los registros meteorológicos oficiales de los últimos 150 años, que están afectados por la quema de combustibles fósiles, no son suficientes para entender la variabilidad climática natural. Por tanto, las previsiones de ciclos de sequías que se realicen, basadas en estos datos, se caracterizarán por tener una incertidumbre significativa.

No obstante, mediante el análisis de documentos históricos se pueden encontrar datos meteorológicos que permitan identificar periodos de sequía anteriores a 1850. De hecho, recientemente se han hallado documentos que relatan importantes sequías en Al-Ándalus en los periodos 748-754, 812-823 y 867-879 en los que se encuentran referencias a hambrunas asociadas, que incluso hicieron que la gente emigrara hacia el norte de África.

2. MARCO LEGAL

En España existe un sólido marco legal para hacer frente a situaciones de sequía, aunque este marco necesita actualizarse. Téngase en cuenta que, para la elaboración del Plan Hidrológico Nacional (PHN, 2001) se trabajó con las medias de las series de datos de los últimos 50 años. En consecuencia, no fue tenida en cuenta la recesión en los valores de las series de los últimos años. Por ejemplo, en la estimación de los caudales se ignoró la reducción de escorrentía superficial debida a la reforestación de las cuencas de cabecera y que implica más evapotranspiración y más infiltración.

A) Legislación estatal

La Ley 10/2001 de 5 de julio, del Plan Hidrológico Nacional ha establecido las bases para una gestión planificada de las sequías.

En su artículo 27 Gestión de las sequías, en el apartado 1, se señala que se establecerá un sistema de indicadores hidrológicos para la declaración formal de situaciones de alerta y eventual sequía y dicha declaración implicará la entrada en vigor de los planes especiales de actuación a que se refiere el apartado 2 del citado artículo.

Los planes especiales de actuación en situaciones de alerta y eventual sequía, aunque con retraso, se elaboraron y se aprobaron en 2007, a través de la Orden MAM/698/2007, de 21 de marzo en los ámbitos de los planes hidrológicos de cuencas intercomunitarias.

Y en el apartado 3 se cita el deber de redactar los Planes de Emergencia ante situaciones de sequía, por parte de Las Administraciones públicas responsables de sistemas de abastecimiento urbano que atiendan a una población igual o superior a 20.000 habitantes.

El Texto Refundido de la Ley de Aguas (TRLA, 2001), en su artículo 58 Situaciones excepcionales, cita como tales las sequías extraordinarias y la adopción de las medidas necesarias para la superación de estas situaciones.

En cumplimiento del citado artículo se han desarrollado medidas legislativas y normativas en nuestro país. Un ejemplo lo constituye la puesta en marcha de baterías de pozos de sequía en la Cuenca del río Segura.

B) Legislación europea

La Comisión Europea (CE) presenta, a través de su normativa, directrices con la finalidad de que se apliquen a la gestión de los problemas de escasez de agua y de sequía, en el ámbito de la Unión Europea.

La Directiva 2000/60/CE del parlamento europeo y del consejo de 23 de octubre de 2000, (Directiva Marco del Agua, DMA) por la que se establece un marco comunitario de actuación en el ámbito de la política de aguas, supone un giro sustancial en el enfoque tradicional de la sequía.

La DMA sitúa el énfasis en la calidad del agua, en sus funciones ambientales y en el uso sostenible de la misma y establece el marco para contribuir a paliar los efectos de las sequías e inundaciones y garantizar el suministro suficiente de agua en buen estado.

3. LA NUEVA PLANIFICACIÓN HIDROLÓGICA Y LA SEQUÍA

La sequía es un fenómeno natural característico en la península Ibérica que necesita de planificación para minimizar sus impactos.

El modelo de Planificación adaptado a los objetivos de la DMA supone pasar de la “gestión del recurso” a la “gestión del ecosistema”, pasar de las “estrategias de oferta” a las “estrategias de gestión de la demanda” y pasar de un “enfoque tecnocrático” a un “enfoque participativo”.

Las principales herramientas con las que cuenta la Administración para la planificación y gestión de sequías son:

A) Planes Especiales de Sequía de los Organismos de cuenca

El objetivo general de los Planes Especiales de Sequía (PES) es, según lo establecido en el artículo 27.1 de la Ley 10/2001, minimizar los impactos ambientales, económicos y sociales de eventuales situaciones de sequía.

Los PES de cada organismo de cuenca incluyen sistemas de indicadores del estado hidrológico que permiten identificar y caracterizar las sequías hidrológicas. Es importante realizar un seguimiento continuo de la evolución de los indicadores, pues una tendencia a la baja en sus valores puede ser indicativa del comienzo de un nuevo ciclo de sequía, lo cual permite anticipar las medidas y actuaciones a aplicar con la finalidad de minimizar los efectos de las sequías.

Índice de precipitación estandarizado. AEMET

Figura 2. Índice de Precipitación Estandarizado (septiembre de 2013 a agosto de 2014)

Vigilancia de la sequía meteorológica. Fuente AEMET

Indicador Estado Sequía ONS

Figura 3. Indicadores de estado de la sequía (junio de 2014)

Mapa de seguimiento. Fuente MAGRAMA. Observatorio Nacional de la Sequía (ONS)

 B) Planes de emergencia para los abastecimientos urbanos mayores de 20.000 habitantes

Como apoyo al proceso de planificación se redactó la “Guía para la elaboración de planes de emergencia por sequía en sistemas de abastecimiento urbano”, elaborada por la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS), en colaboración con la Federación Española de Municipios y Provincias y el anterior Ministerio de Medio Ambiente.

El objetivo principal de la guía es asegurar que todos los planes de emergencia respondan a un criterio unificado y homogéneo de forma que la identificación de las situaciones de riesgo por insuficiencia o incapacidad de los sistemas respondan a los mismos principios y criterios. El borrador del documento se puede obtener en la siguiente dirección:

http://www.magrama.gob.es/es/agua/temas/observatorio-nacional-de-la-sequia/guia_elaboraci%C3%B3n_planes_emergencia_tcm7-197482.pdf

C) Planes Hidrológicos de los Organismos de cuenca

La gestión de las sequías en el marco de la nueva planificación general supone introducir la sequía en los planes hidrológicos de cuenca como un escenario a tener muy en cuenta y realizar un análisis del riesgo existente, todo ello en concordancia con lo establecido en los PES.

Sin embargo, los planes hidrológicos, recientemente aprobados en España, incluyen nuevas infraestructuras, principalmente presas, que no cumplen con varias de las exigencias de la DMA y que no están debidamente justificadas, según ha expuesto Jorge Rodríguez, técnico de Medio Ambiente de la CE. Este técnico argumenta que la parte de los planes que asigna recursos y planifica obras está desconectada de la evaluación del estado ecológico de los ríos, y que en cuestiones como “caudales ecológicos”, “no deterioro” o “recuperación de costes”, España NO está haciendo los deberes.

Entonces surgen varias cuestiones ¿los nuevos planes de cuenca recuperan el espíritu del PHN de 2001, apostando por la construcción de grandes infraestructuras para vender agua? ¿Se está incumpliendo lo que se refiere al cálculo de nuevos caudales ambientales que garanticen el buen estado ecológico? ¿El régimen económico financiero establecido por la legislación española en materia de aguas, es suficiente para cumplir en materia de recuperación de costes? ¿Está garantizada la utilización de los fondos europeos del periodo 2014-2020?

4. IMPACTOS AMBIENTALES, SOCIALES Y ECONÓMICOS DE LAS SEQUÍAS

Si los gobiernos no invierten en infraestructuras, en mantenimiento de las mismas y en la gestión del agua, la previsión del Banco Mundial es que la intensidad de las sequías se incrementará de aquí a 2050, con efectos graves para la población.

La sequía de 1990-1995 acarreó restricciones al abastecimiento de agua de 11 millones de personas en la península.

En las últimas décadas se ha observado una importante reducción en las aportaciones hidrológicas a los principales embalses de gestión de las cuencas hidrográficas españolas (Lorenzo-Lacruz et al., 2012)

A) Impactos ambientales

Los ecosistemas están naturalmente adaptados a períodos de sequía; sin embargo, el deterioro que sufren como consecuencia de las presiones a las que están sometidos, los hace más vulnerables a períodos de sequía.

Los impactos de la sequía sobre los ecosistemas acuáticos y terrestres son difícilmente valorables en términos monetarios. Pero se deben tener en consideración a la hora de diseñar medidas de prevención y mitigación de impactos.

Sirva como ejemplo que, debido a la sequía los niveles de salinidad del agua se vuelven insoportables para los peces y les falta el oxígeno. De hecho, más de treinta toneladas de peces muertos han sido retirados de humedales de Calpe, Santa Pola y Elche este verano (2014).

B) Impactos sociales y económicos

La creciente presión de la actividad humana sobre el recurso agua hace que cada vez sea mayor la incidencia de la sequía socioeconómica, con pérdidas crecientes.

La anticipación en la aplicación de las medidas de prevención es un elemento clave en la reducción de los efectos socioeconómicos de la sequía.

Hay que tener en cuenta que las medidas implementadas para prevenir o paliar los daños provocados por la sequía generan un coste económico en forma de gasto público, que es atribuible también a la sequía. Es importante conocer el coste y también la eficacia de las medidas destinadas a la atenuación de los efectos de las sequías.

La información existente sobre los impactos económicos de la sequía es escasa. Los estudios existentes se centran fundamentalmente en las pérdidas sufridas por el sector agrario y por la producción hidroeléctrica.

Los impactos sobre los abastecimientos urbanos se traducen en pérdidas de bienestar social como consecuencia de las restricciones impuestas. También se traducen en impactos económicos directos sobre el sector de la hostelería que no puede desarrollar su actividad, al cien por cien, en situaciones de restricciones, y sobre las familias que deben comprar agua embotellada para el consumo en estas situaciones. La ausencia de información dificulta la estimación de la magnitud de estos impactos directos.

A pesar del carácter prioritario de los abastecimientos, no existe una estimación completa del coste de las medidas puestas en marcha para hacer frente a situaciones de desabastecimiento. La información disponible es dispersa e incompleta, por lo que la eficacia de las medidas es difícil de valorar.

También los usos lúdicos y recreativos que dependen de los ríos (turismo, navegación, pesca, etc.) se ven directamente afectados por la escasez de agua; sin embargo estos impactos no han sido valorados de forma sistemática.

Estos usos presentan una creciente importancia socioeconómica, por lo que deberían ser considerados a la hora de establecer estrategias de prevención y mitigación de daños por sequía.

5. MEDIDAS DE PREVENCIÓN PARA ATENUAR LOS EFECTOS DE LAS SEQUÍAS

La mayoría de las medidas puestas en marcha va encaminada a hacer frente a las posibles situaciones de escasez de recursos en los abastecimientos urbanos o en los usos agrícolas. Otros usuarios del agua como el medio ambiente o los usos recreativos no son tenidos en cuenta en el diseño de estrategias de prevención y mitigación de daños por sequía.

Se presenta una serie de medidas de prevención con la finalidad de minimizar el impacto de las sequías venideras y afrontarlas con mayores márgenes de disponibilidad de recursos.

1) Establecer un precio real de los servicios de agua

Un precio que refleje mejor el coste de suministro y los impactos sociales y medioambientales, sin socavar las necesidades básicas de los pobres y los desfavorecidos.

Para ello, los tramos básicos de una tarifa urbana, por bloques crecientes, deben permanecer en precios asequibles y en los tramos altos la tarifa a pagar debe reflejar la escasez existente o previsible, para activar las opciones de ahorro y eficiencia disponibles para los usuarios.

2) Aplicar con rigor el principio de recuperación de costes

El principio de recuperación de costes se debe aplicar con rigor a todos los usos, y en especial a cualquier expectativa de nuevos desarrollos.

El desarrollo de nuevos regadíos en zonas de escasez de agua pone en peligro el cumplimiento de los objetivos ambientales de la DMA y debilita la capacidad de gestión de los ciclos de sequía.

Se trata de frenar el crecimiento de nuevas actividades que sólo son viables con aguas subvencionadas.

3) Fijar regímenes ambientales mínimos adecuados

Los nuevos planes hidrológicos de cuenca proponen regímenes de caudales ecológicos calculados con una base científica que está pendiente de revisión y mejora en los próximos años. En algunos casos, los regímenes de caudales propuestos reproducen débilmente la variabilidad natural de los caudales históricos dentro del año hidrológico, respondiendo más al régimen alterado que impone la elevada regulación existente en los ríos.

Existen trabajos con metodologías basadas en el análisis de estiajes y crecidas en ríos, que utilizan datos históricos de caudales en régimen natural, con el objetivo de proponer nuevos regímenes de caudales mínimos. Se comprueba que los caudales mínimos obtenidos de esta forma son representativos de la variabilidad natural de los ríos a escala mensual, tanto en situaciones de sequía, como en situaciones de normalidad.

Véase por ejemplo el trabajo al que apunta el siguiente enlace:

https://www.tecnoaqua.es/articulos/20170318/articulo-tecnico-planificacion-hidrologica-regimenes-caudal-rios#.WeiNzI-0Ndg

4) Abordar un proceso de revisión y actualización concesional

Las prioridades y objetivos ambientales de la DMA exigen un proceso de revisión y actualización concesional. El proceso debería ir precedido de adecuados cambios en el marco legal que lo faciliten.

Es necesario introducir criterios que flexibilicen las concesiones, especialmente las hidroeléctricas, para ampliar los márgenes de gestión de las sequías.

Las inversiones públicas destinadas a financiar la modernización de regadíos y las redes urbanas deben ir acompañadas de revisión concesional y de aumento de garantía en sequía.

Se ha de superar el sentido de apropiación incondicional de la concesión por parte de los usuarios que se ha asentado en la conciencia social y en la tradición administrativa, y aplicar un criterio independiente, por parte de la Administración hidráulica, de reajuste de derechos concesionales a niveles eficientes.

En ocasiones, la inercia de los derechos adquiridos dificulta llegar a acuerdos razonables que resuelvan los problemas de escasez de recursos hídricos.

En la actualidad siguen existiendo comunidades de regantes que disponen de aguas subterráneas que no usan, porque disfrutan de concesión de aguas superficiales subvencionadas.

5) Controlar más las aguas subterráneas

Constituir comunidades de usuarios en el ámbito de las aguas subterráneas es clave para que sean los propios usuarios quienes activen controles para un uso sostenible de los acuíferos.

Es importante que sólo puedan ofertar caudales quienes dispongan de concesiones legales. Este hecho contribuye a ordenar la gestión y a establecer un control eficaz que evite nuevas perforaciones.

Está pendiente hacer un censo que refleje la situación real de las aguas subterráneas en España.

6) Elaborar un plan de reconversión del sector del regadío

La disminución de superficie regada necesita un plan de retirada progresiva, voluntaria y con compensaciones, tanto para regadíos de baja productividad como para zonas salinizadas. Se trata de asegurar un regadío más rentable.

Desde los años 80, los instrumentos de planificación territorial apuntan a una necesidad de reducir regadíos de cítricos. No significa necesariamente abandonar los campos, sino un cambio de cultivo.

7) Practicar una agricultura de precisión y de eficiencia

Hoy día se dispone de herramientas para predecir con precisión las necesidades hídricas agrícolas, con la finalidad de aumentar la sostenibilidad y la eficiencia de la agricultura.

Mediante un sistema de sensores y válvulas es posible controlar la necesidad de riego de los cultivos evitando gastar más agua de la debida. Esta solución ahorra agua, evita la erosión del suelo y genera beneficios tanto medioambientales como económicos.

En definitiva esta tecnología favorece la elaboración de un plan de riego que permite a los agricultores decidir si es necesario verter más agua al terreno.

Se trata de lograr que el productor sea viable aun en épocas de sequía. No hacerlo dependiente a través de subvenciones, que pueden producir el efecto contrario.

8) Garantizar capacidades de regulación hiperanual

Si en años de normalidad se abusa de los recursos regulados (acuíferos, embalses,…) este hecho constituye una fragilidad del sistema de explotación ante sequías.

La Administración hidráulica debe garantizar capacidades de regulación plurianual, cuyo coste debe reflejarse en las tarifas ordinarias, para garantizar normalidad en ciclos de sequía ordinarios.

Para ello es necesario controlar el uso del agua regulada en años de normalidad y no gastar de forma imprudente.

Nuestros embalses suelen cubrir estrategias de regulación anual. Se trata de optimizar las capacidades reguladoras desde perspectivas de regulación plurianual que permitan tratar con normalidad ciertos periodos de sequía.

Una estrategia de regulación plurianual encarece el coste del metro cúbico regulado, que deberá contrastarse con los beneficios esperables para que pueda justificarse.

9) Gestionar de forma integrada los acuíferos y los recursos superficiales

Una forma interesante es mediante la realimentación artificial de acuíferos en periodos húmedos.

En situaciones de sobreexplotación de acuíferos se deben reducir los usos habituales a niveles que permitan respetar las reservas, en años de normalidad, para poder gestionar los años de sequía.

En casos de infrautilización de acuíferos se deben preservar en cantidad y calidad como reservas estratégicas para la gestión de sequías.

10) Crear un sistema de seguros adecuado contra la sequía

Se trata de regular y prever capacidades financieras que permitan compensar los impactos de las sequías intensas o de los ciclos prolongados de sequías, allí donde no es posible disponer de agua o es excesivamente caro reservar caudales o generar nuevos recursos.

El riesgo de sequías extraordinarias debe prevenirse mediante sistemas de seguros que se paguen en años de normalidad por parte de los interesados. La Administración debería establecer la correspondiente normativa e incentivar a los interesados a contratar los seguros.

11) Aplicar una política de ordenación del territorio con sentido común

Se trata de condicionar el desarrollo urbanístico a la disponibilidad de agua y de limitar la construcción urbanística dispersa, apostando por modelos más eficientes y orientados al uso sostenible del recurso agua.

Es preciso hacer las reformas legales necesarias para que todo permiso de nueva urbanización requiera de forma vinculante el certificado de disponibilidad de caudales por parte del organismo responsable de la gestión. La certificación de disponibilidad de caudales debería incluir la garantía de abastecimiento en periodo de sequía.

Recordemos que el crecimiento del regadío ilegal y el crecimiento urbanístico descontrolado pueden conducir a la insostenibilidad.

12) Reutilizar más agua

El vertido de los retornos a los ríos, tras un adecuado tratamiento, cubre una función ambiental muy importante.

Los esfuerzos de regeneración y reutilización de caudales deben permitir reducir los consumos globales, liberando tales ahorros para mejorar la garantía del abastecimiento y el estado de ecosistemas y acuíferos, y no dedicarse a desarrollar nuevos usos.

Apuntar que en España, según datos del Instituto Nacional de Estadística, el porcentaje de reutilización del total de aguas que se producen en las EDAR es inferior al 2%.

Resulta interesante la instalación de doble red en los nuevos desarrollos urbanísticos, por normativa municipal, ya que permite cubrir buena parte de los usos con caudales regenerados a costes asequibles que pueden amortizar las inversiones en la doble red.

13) Desalar con eficiencia

El desarrollo de nuevas tecnologías de membranas semipermeables está haciendo emerger nuevas opciones que permiten obtener agua de calidad por desalación de aguas marinas de forma eficiente. Una propuesta interesante consiste en aplicar la energía solar para alimentar desaladoras de electrodiálisis.

14) Captar, drenar y gestionar el agua de lluvia

Es recomendable el drenaje separado de las aguas de lluvia contaminadas y su tratamiento natural en humedales artificiales, antes de verterlas a los ríos.

Apostar por la permeabilización de superficies urbanas y la captación del agua de lluvia en aljibes, por normativa municipal, en todo nuevo desarrollo urbanístico. Medidas también a incentivar en zonas ya urbanizadas, por ejemplo reduciendo la tarifa del agua a ciudadanos, comercios e industrias que adoptan tales medidas.

Además de reducir los problemas de degradación de los ríos y de reducir los riesgos de inundación, se generan reservas suplementarias (aljibes, humedales artificiales, infiltración a acuíferos,…) que contribuyen a reducir los riesgos de sequía.

15) Fomentar programas de ahorro de agua en usos urbanos e industriales

A pesar de que suponga un porcentaje reducido del total de agua que se consume. No es tanto la cantidad como el tomar conciencia por parte de la población.

De media, en una red de abastecimiento de agua potable en España, de cada 100 litros, al menos 20, se pierden en forma de fugas.

16) Efectuar una educación pública permanente sobre la sequía

La promoción de una cultura de ahorro de agua mediante actividades de información, educación y formación que permitan sensibilizar tanto a las empresas como a los consumidores.

Estos programas deberían ser permanentes y no sólo coyunturales, en situaciones de emergencia.

Los objetivos: posibilitar la participación ciudadana en la puesta en marcha de los planes de emergencia y hacer comprender a la ciudadanía la necesidad de desarrollar estrategias para reducir los efectos de las sequías.

17) Fortalecer las asociaciones de usuarios

Una adecuada organización de los usuarios disminuye la necesidad de intervención estatal y crea conciencia de la responsabilidad local e individual. Si se fortalecen las organizaciones de usuarios, podrán planificar y ejecutar las medidas de contingencia durante una sequía de forma más eficaz.

18) Facilitar las negociaciones entre usuarios

Se trata de activar mecanismos que faciliten la reasignación rápida y eficaz del recurso entre usuarios a través del arriendo de derechos o la venta de volúmenes de agua.

19) Potenciar y rentabilizar el Observatorio Nacional de la Sequía (ONS)

Para aglutinar y coordinar realmente a todas las administraciones hidráulicas españolas con competencias en materia de aguas, con el fin de constituir un centro de conocimiento, anticipación, mitigación y seguimiento de los efectos de la sequía en el territorio nacional.

http://www.magrama.gob.es/es/agua/temas/observatorio-nacional-de-la-sequia/

6. CONCLUSIONES

España ha sufrido sequías importantes que han afectado a gran parte de la península, las más recientes en los periodos 1941-1945, 1979-1983, 1990-1995 y 2005-2008. En los últimos treinta años se han presentado sequías intensas y persistentes.

En España existe un sólido marco legal para hacer frente a situaciones de sequía, aunque este marco necesita actualizarse.

El diseño y aprobación de los Planes Especiales de Sequía ha supuesto un cambio significativo enfocado a la prevención de impactos y a la adaptación al riesgo de sequía. Ahora bien ¿los Planes Especiales de Sequía evitarán los conflictos entre los usuarios del agua y la Administración hidráulica? La respuesta a esta pregunta la tendremos en el siguiente ciclo de sequía.

A día de hoy, tan sólo unos pocos municipios españoles disponen de un Plan de Emergencia ante situaciones de sequía. Es importante apuntar que ante situaciones de emergencia por sequías, la improvisación se suele traducir en medidas poco eficientes y costosas para la población.

Si se realizan actuaciones planificadas se dispondrá de sistemas de explotación adecuados y se mantendrán las demandas de agua en límites razonables.

Se han presentado una serie de medidas de prevención con la finalidad de minimizar el impacto de las sequías venideras y afrontarlas con mayores márgenes de disponibilidad de recursos.

La prevención de sequías debe basarse en la planificación hidrológica y debe tener en cuenta el principio de precaución ante la incertidumbre que introduce el cambio climático.

El ahorro de agua generado por la reutilización y por la modernización de redes urbanas y de riegos debe traducirse en la recuperación de caudales ambientales y en aumentar la garantía en periodos de sequía.

7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Y ENLACES DE INTERÉS

A continuación se muestra un listado de referencias bibliográficas y enlaces a sitios web de interés relacionados con la sequía:

1) Comité de expertos en sequía, 2005. La sequía en España. Directrices para minimizar su impacto. Ministerio de Medio Ambiente.

2) Comunicación de la Comisión 414/2007, de 18 de julio. Afrontar el desafío de la escasez de agua y la sequía en la UE.

3) Herrero Miñano, R. 2014. La nueva planificación hidrológica y los regímenes de caudales ambientales en los ríos. Revista Tecnoaqua.

4) Noticia 16 de agosto de 2014: Los planes hidrológicos del Gobierno no se ajustan a la normativa europea.

http://www.eldiario.es/sociedad/Agua-rios-planes-Europa-normativa-Espana_0_292220970.html

5) Noticia 3 de septiembre de 2014: La península ibérica sufrió tormentas tropicales en el siglo XVIII y duras sequías en el periodo musulmán.

http://www.agenciasinc.es/Noticias/La-peninsula-iberica-sufrio-tormentas-tropicales-en-el-siglo-XVIII-y-duras-sequias-en-el-periodo-musulman