La Vega Baja es una gran llanura de inundación
Hace unos 8 millones de años (Mioceno Superior) el Mar Mediterráneo inundaba gran parte de lo que hoy se conoce como la comarca de la Vega Baja. Por lo tanto, el valle fluvial del Bajo Segura se sitúa sobre una antigua cuenca sedimentaria marina. Se estima que la línea de costa se situaba en las inmediaciones de la actual autovía Elche-Alicante.
A partir de sondeos (investigaciones petrolíferas…) y de estudios geofísicos se conoce que en algunas zonas de la Vega Baja el espesor del relleno de la cuenca (rocas sedimentarias del Mioceno Superior hasta el Cuaternario) puede llegar a los 2000 metros, porque a esa profundidad afloran las rocas carbonatadas del Triásico, similares a las de las sierras de Callosa y Orihuela.
También existen mapas como el que se muestra a continuación, representando la situación de hace dos mil años, que muestra el retranqueo de la línea de costa, en relación con la línea de costa actual.
Riadas históricas que han afectado a la Vega Baja
La Confederación Hidrográfica del Segura dispone en su página Web de una cronología de riadas en la cuenca del Segura, en la que se muestra una recopilación histórica de inundaciones y precipitaciones extremas que han tenido lugar, recogiendo episodios significativos desde el siglo XIII hasta el año 2012. Entre las fuentes consultadas destacan: Archivos de la Confederación Hidrográfica del Segura, Catálogo Nacional de Inundaciones Históricas, hemeroteca (1970-2012), periódicos varios, Web de AEMET, etc.
A continuación, se destacan algunos de los años en que tuvieron lugar episodios significativos que produjeron afecciones a la Vega Baja del Segura, y se podrá comprobar que, desde el siglo XIII, cada 100 años, se vienen produciendo al menos dos episodios de inundaciones documentadas en esta comarca:
– Siglo XIII: años 1259 y 1292.
– Siglo XIV: años 1320, 1356 y 1379.
– Siglo XV: años 1416 y 1494.
– Siglo XVI: años 1505, 1528, 1545, 1554 y 1592.
– Siglo XVII: años 1611, 1614, 1635, 1651 y 1653.
– Siglo XVIII: años 1710, 1733, 1741, 1758, 1776 y 1797.
– Siglo XIX: años 1834, 1852, 1871, 1877, 1879, 1894 y 1895.
– Siglo XX: años 1900, 1905, 1906, 1916, 1919, 1923, 1924, 1926, 1930, 1943, 1944, 1946, 1947, 1948, 1950, 1953, 1966, 1972, 1973, 1982, 1987 y 1989.
– Siglo XXI: años 2012 y 2019.
A la vista de estos datos históricos podemos afirmar que las inundaciones no se pueden evitar. Siempre se han producido y siempre se producirán. Se pueden atenuar sus efectos y adoptar medidas de protección. Pero siempre la naturaleza superará al ser humano.
¿De qué periodo de retorno fue este último episodio de 2019?
Lo primero que debemos plantearnos ante esta pregunta es ¿en qué ámbito espacial de la Cuenca del Segura? Porque el mayor volumen de precipitación se registró en la zona de Orihuela (Vega Baja del Segura) y el segundo volumen mayor en la zona del Mar Menor.
Por esta razón es muy importante tener en consideración la distribución espacial de la precipitación, así como los hietogramas o pluviogramas registrados en los pluviómetros correspondientes de las redes de medida operativas.
Concretamente en la zona de Orihuela, según la publicación de las máximas lluvias diarias en la España peninsular (1999) el coeficiente de variación es de 0,52 y la precipitación media diaria de 50 mm. Por lo tanto, aplicando el factor de amplificación correspondiente a cada periodo de retorno, según la mencionada publicación:
Pd (10 años) = 1,640 x 50 = 82 mm
Pd (25 años) = 2,098 x 50 = 105 mm
Pd (50 años) = 2,464 x 50 = 123 mm
Pd (100 años) = 2,861 x 50 = 143 mm
Pd (500 años) = 3,860 x 50 = 193 mm
Por lo tanto, el primer día, es decir entre el 12-09-2019 08:00 h y el 13-09-2019 08:00 h, como el volumen de precipitación acumulada fue de 346 mm, se superó la lluvia correspondiente al periodo de retorno de 500 años (193 mm) en la zona de Orihuela.
Y el segundo día, es decir entre el 13-09-2019 08:00 h y el 14-09-2019 08:00 h, el volumen de precipitación acumulada fue de 145 mm, superándose ligeramente la cantidad de lluvia correspondiente al periodo de retorno de 100 años (143 mm) en la zona de Orihuela.
El embalse de Santomera fue muy importante pero también lo fueron otros
Es cierto que el embalse de Santomera fue determinante para evitar una catástrofe de mayores dimensiones en la Vega Baja, reteniendo un volumen de agua de 18 hm3.
Pero también fueron importantes otros embalses de la cuenca del Segura, cuya relevancia no ha trascendido tanto a los medios de comunicación. Por ejemplo, los embalses de la zona alta Alfonso XIII, Judío, Moro y Cárcabo almacenaron en total 11 hm3, los embalses de la cuenca del río Mula La Cierva, Pliego y Los Rodeos almacenaron alrededor de 8 hm3 y los embalses del Guadalentín, es decir, Valdeinfierno y Puentes almacenaron más de 14 hm3. Es evidente que gracias al trabajo de todos estos embalses los efectos de las últimas inundaciones fueron menores de lo que podrían haber sido.
¿Qué caudal podría haber llegado a Murcia sin la existencia de todos estos embalses? Pues claramente un caudal muy superior a los casi 300 m3/s registrados por el SAIH Segura, lo cual habría supuesto un agravante muy importante en las afecciones por inundación no sólo aguas abajo de Murcia, sino que probablemente también en la propia ciudad de Murcia.
Posibles soluciones para reducir los efectos de las inundaciones en la Vega Baja
Desde el episodio de inundaciones de septiembre de 2019 no hacen más que aparecer noticias relativas a la creación de paneles de expertos para proponer soluciones frente a las inundaciones, consultas a catedráticos de universidad para que revisen los planes de defensa frente a inundaciones, etc. Lo que viene a ser un fenómeno social de moda, una nueva “fiebre del oro” en materia de inundaciones. Y esto no debería ser una moda pasajera para aplacar los enfados de determinados grupos de presión social hacia la Administración con competencias en materia del Dominio Público Hidráulico, ni una ocasión para conseguir más votos para las próximas elecciones…
Los Comités de expertos no deberían ir creándose por pulsos cada vez que ocurre una tragedia de esta naturaleza en este país, deberían constituirse una vez y mantenerse en el tiempo, independientemente de los vientos políticos que soplen o dejen de soplar.
En mi opinión, y en un tema tan complejo como son las inundaciones en la Vega Baja la participación de un equipo multidisciplinar es fundamental, es decir, un equipo en el que se encuentren ingenieros, geólogos, geógrafos, biólogos, arqueólogos, historiadores, ambientalistas, etc. Con la visión global de todos estos especialistas en las diferentes disciplinas sí que se podrían plantear nuevas soluciones de protección frente a las inundaciones en el largo plazo, sin prisas.
No olvidemos que, tal y como se ha comentado, nos encontramos en una zona de rellenos sedimentarios, en la que el nivel del mar sube y baja, el nivel del río sube y baja, pero el nivel del terreno también sube y baja, y todo esto hay que tenerlo presente para las futuras actuaciones que se puedan plantear. De hecho, todo apunta a que el perfil longitudinal del encauzamiento del Segura también se ha modificado y esa es una de las razones por las que no tiene capacidad para evacuar los famosos 400 m3/s para los que, en su día, lo dimensionó el CEDEX. Ahora con mucho menos caudal se desborda.
Ya se ha comentado anteriormente que no es posible evitar las inundaciones, especialmente en una llanura de inundación. Pero sí que es posible reducir sus efectos, estar mejor preparados y adoptar medidas para protegerse.
De este último episodio podemos aprender que la naturaleza siempre nos puede sorprender y superar, que las infraestructuras hidráulicas son necesarias pero no son suficientes y que éstas infraestructuras necesitan mantenimiento y conservación, que las edificaciones y las construcciones en zona de flujo preferente constituyen un riesgo real con repercusiones aguas arriba y aguas abajo de su emplazamiento, que hay que apostar por cambiar los malos hábitos de gestión en ordenación del territorio y planificación urbanística, etc.
Referencias bibliográficas
Couchoud Sebastiá, R. (1965). Hidrología histórica del Segura. Centro de Estudios Hidrográficos.
Ferrández Verdú, T. y Diz Ardid, E. (Cood., 2015). Historia Natural de la Huerta de Orihuela. Ayuntamiento de Orihuela. 312 pp.