LA MARCA PERSONAL COMO BOTE
Quien más quien menos ha sufrido las consecuencias de la dichosa crisis de este último lustro (a no ser que fuera político o directivo de banco, empresa energética o multinacional). Reducciones de sueldo, precariedad de condiciones laborales o directamente pérdida de empleo han estado a la orden del día.
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Esta situación, a la que algunos denominan coyuntura, ha sido para algunos una oportunidad para replantarse la profesión… y en consecuencia la vida… Éste ha sido mi caso, el cual os resumo en las siguientes líneas.
De formación ITOP, pasé mis últimos años trabajando en una ingeniería como técnico en proyectos relacionados con el agua: abastecimiento, saneamiento, inundabilidades, etc… Pero como a muchos otros compañeros me llegó la hora: vuelta de vacaciones y carta de despido sobre la mesa.
Ante la situación, dos posibles papeles a interpretar:
– El figurante que se dedica a la arqueología laboral clásica: envío masivo de currículums, búsqueda de las pocas ofertas de trabajo disponibles (y altamente demandadas), el silencio como respuesta… y vuelta a empezar.
– El protagonista intrépido aventurero: es decir, emprender por mi cuenta como consultor en lo que sé, estableciendo colaboraciones puntuales… convertirme en ingeniero freelance (que es como ahora nos gusta autodenominarnos a los autónomos)
Decididamente, y ante el panorama, mejor decantarse por lo segundo… pero esta opción tiene algunos inconvenientes: ¿cómo buscar clientes? ¿dónde encontrarlos? ¿no sería mejor que me encontrasen ellos a mí? Afortunadamente, en pleno siglo XXI, hay respuesta para estas preguntas: apostar por las nuevas tecnologías, Internet y el mundo 2.0.
Fue así como descubrí que la manera de poder ejercer la profesión a nivel individual pasaba por la creación, desarrollo y crecimiento de una marca personal; un concepto que para otros profesionales de las nuevas tecnologías funciona… y ¿por qué no puede funcionar para el sector de los ingenieros?
Con este objetivo emprendí un proyecto profesional, que a su vez repercute en lo personal… al cual puse de nombre HidrojING y que se materializó en una web. Ésta es la herramienta fundamental mediante la cual avanzar en esa carrera de fondo que es la de trabajarse una marca personal.
Porque lo difícil no es crear la marca personal… lo difícil es hacerla crecer… y para ello sólo hay una fórmula: trabajar de manera constante, sin prisa pero sin pausa, paso a paso… y eso se consigue gestionando un blog, publicando artículos con frecuencia, introduciéndose en el mundo de las redes sociales… es decir, vivir en 2.0.
Publicación a publicación, semana a semana, mes a mes… se va captando el interés de la gente, se va consiguiendo difusión del blog (y en consecuencia de la marca personal), se establecen contactos profesionales…
Es entonces cuando, un año y medio después de ir remando en una dirección determinada se empieza a encontrar esos bancos de peces que te permiten ir pescando alguna colaboración profesional… y a lo lejos ya se avista el objetivo… sólo queda seguir remando el bote de la marca personal para llegar a buen puerto.