LA GESTIÓN DEL AGUA EN ESPAÑA

Desde hace más de cinco años vivimos una situación de crisis que está teniendo profundas consecuencias en la población, especialmente en el desempleo. La crisis nos invita a reflexionar, y yo lo he hecho sobre la gestión del agua en España, y se me ha ocurrido que en el momento presente hay mucho trabajo por hacer, aunque hay poco dinero. He decidido ponerme en marcha y plantear una serie de apartados que podrían dar trabajo a muchas personas y que intentan responder a las dos preguntas siguientes ¿Es posible llegar a una gestión del agua adecuada en España? ¿Qué sería necesario?

Presa-Rambla-AlgecirasDesagüe de fondo de la presa de la Rambla de Algeciras. Murcia

Sería necesario que:

– Se elaborara un buen diagnóstico de la situación actual de los recursos hídricos en base a la Directiva Marco del Agua, teniendo en cuenta que está pendiente la revisión y actualización de la Constitución y de la Ley de Aguas, para adaptarlas a la realidad.

– La gestión del agua en España no estuviera sometida a vaivenes políticos que sólo fomentan el interés particular, en detrimento del interés general. En este sentido sería interesante una revisión del Libro Blanco del Agua con verdadera independencia de criterio. El agua se debe gestionar sin ambigüedades y sin criterios localistas.

– Se impulsara la participación comprometida y solidaria por parte de todos los usuarios de los recursos hídricos. En este punto los Organismos de Cuenca tienen un largo camino por recorrer, haciendo un esfuerzo por desconectarse cada vez más de las presiones políticas y volver a conectar con las necesidades de los ciudadanos, poniendo las capacidades técnicas del personal al servicio de éstos últimos. Los ciudadanos también hemos de realizar un gran esfuerzo, si es que realmente queremos superar los enfrentamientos territoriales, y para eso es muy útil el empleo del conocimiento, para la toma de decisiones y para llegar a acuerdos en este país.

– Ciertos grupos de interés que se están beneficiando de la venta y del consumo del recurso agua hiciesen un ejercicio de humildad y de agradecimiento, porque el coste de la captación, el transporte, el almacenamiento, la distribución y la depuración del agua lo asumimos entre todos los ciudadanos. Otra cuestión es que esté pendiente el ajuste del precio del agua para garantizar la amortización, la conservación y la explotación de las infraestructuras hidráulicas.

– Los Organismos de Cuenca midieran bien el volumen de agua que se consume, sobre todo en la agricultura, con honradez y con transparencia. Y para esto es necesario que las Confederaciones Hidrográficas pongan de su parte, pero también que los usuarios dejen hacer el trabajo a la Administración, dejando a un lado la picardía.

– Se promueva un uso controlado y sostenible del recurso hídrico basado en costes reales que tengan en cuenta un triple objetivo económico, social y medioambiental. Todavía nos queda mucho trabajo por hacer para ser más eficientes en el uso del agua, para mejorar los sistemas de distribución, cumplir estándares de calidad en el abastecimiento, controlar los consumos de los pozos, aumentar la eficiencia de la desalación, apostar más por la reutilización, etc. Aquí la innovación juega un papel fundamental. Hay que invertir en I+D+i, de lo contrario tendremos pan para hoy y hambre para mañana.

– Antes de promover obras hidráulicas que han sido muy rentables electoralmente en el corto plazo, recordemos que hay quien dice que el periodo de retorno que se maneja en España es de cuatro años, se estudie si realmente son necesarias y sobre todo se plantee la siguiente cuestión ¿Estamos manteniendo y explotando correctamente las mil doscientas presas que tenemos en España?

– Se abordara de manera integral la gestión de las aguas superficiales y de las aguas subterráneas, y para esto la Unidad de Planificación Hidrológica de cada Organismo de Cuenca podría hacer una labor de coordinación muy importante entre las Unidades de Dirección Técnica y de Comisaría de Aguas.

– Se reconociera que en España existe un problema de base de ordenación del territorio ya que ciertos usos como el agrícola, el industrial y el residencial no se han implantado en congruencia con la presentación del agua en el territorio, es decir, con las inundaciones. Este problema se debería abordar de forma estructural, y no sólo poniendo parches provisionales para conseguir salir del paso en el corto plazo.

– Las empresas privadas y los colegios profesionales obraran con independencia de criterio, especialmente en su relación con la Administración, y no desde el miedo a no conseguir contratos. Esa manera de funcionar le ha hecho un flaco favor a la gestión del agua en España. Las soluciones propuestas deberían ser consensuadas entre todos los agentes intervinientes del sector público, del sector privado, así como los usuarios del recurso.

– Se apoyara a los emprendedores sociales, como personas comprometidas que encaran los problemas aportando soluciones innovadoras, económicas, sociales y teniendo en cuenta el medioambiente. Sirva para este último apartado el ejemplo del eslovaco Michal Kravcik que más allá de la protesta, junto con sus colaboradores presentaron una propuesta alternativa a la construcción de una gran presa, como una idea nueva, y que más tarde fue promovida por Ashoka, mediante proyectos descentralizados de renaturización y de amplia reforestación, para retener el agua de la escorrentía superficial de la lluvia, aplicando el saber tradicional de las personas del lugar. Michal trabajó con el gobierno de Eslovaquia para implementar a gran escala su proyecto alternativo.

Bibliografía recomendada:

1) La política de aguas en España: un laberinto jurídico – parlamentario. Joaquín J. Marco Marco.

2) El agua marca nuestra vida. Revista Internacional de Teología Concilium. Tema monográfico. 348 noviembre de 2012